PV-67 (El Pozo de Doña Amparo)

 

 

PV-67 (El Pozo de Doña Amparo)

     Este sitio toma su nombre de la señora que encontró la primera tumba de tiro y bóveda hallada en la zona de Las Palmas.  Según un señor de Las Palmas, Doña Amparo y dos otras mujeres estaban juntando nopales a un lado de la vereda que pasaba por este lugar cuando élla halló unas lajas clavadas en un lugar sumido.  Entonces, élla trajo a sus hijos para sacar las lajas pero no las podían sacar.  Otro día la doña regreso con sus hijos y unas varas para excavar.  Lograron quitar las lajas, y siguieron excavando hacia abajo.  Con una de las varas perforaron la bóveda de una tumba, adentro de la cual hallaron dos figuras de barro huecas y grandes, pero quebradas porque la bóveda había caída o porque las rompieron con las varas.  La doña y sus hijos lograron a sacar unos cántaros y apastes no quebrados. 

     La noticia de este hallazgo corrió por todo el pueblo de Las Palmas.  En aquel entonces vivían en Las Palmas algunos hombres que habían excavado en unas estructuras prehispánicas en busca de tesoros o "monos", incluyendo algunos de los montículos en La Mesa del Huiscoyul, pero no tuvieron ningún éxito.  Cuando estos hombres se dieron cuenta, gracias a Doña Amparo y sus hijos, que existían tumbas locales con "monos" adentro, decidieron buscar un "monero experto" para ayudarles encontrarlos.  Consiguieron un señor Yáñez de San Felipe de Hijar, el primo hermano de uno de ellos, para enseñarles como hallar los "monos" porque este señor había encontrado y excavado con unos amigos una tumba de tiro y bóveda grande cerca de San Felipe de Hijar.

     El señor de San Felipe de Hijar inspeccionó el pozo de Doña Amparo, y encontró otra bóveda saliendo del mismo tiro, y con una puerta formada por dos lajas.  Por falta de experiencia, Doña Amparo no había encontrada la segunda tumba.  Después de excavar la segunda tumba, los "socios" cambiaron a excavar en la falda de la colina adyacente al norte, en un área en donde, debido a la erosión severo del lugar, se veían muchos cántaros y algunos monos a flor de la tierra.  Entonces, decidieron excavar pegado al muro de contención, subiendo de allí la falda de la colina hacia el poniente.  Revolcaron toda la tierra entre el muro de contención y el alambrado, hallando en proceso aproximadamente 25 tumbas con enterramientos.

     Los tiros de las tumbas fueron encontrados a cada 3.0 m a 3.5 m de distancia, y estaban colocadas según mi informante en un patrón parecida a una tabla de ajedrez.  Algunas de las tumbas tenían bóvedas con la puerta de entrada tapada con metates que tenían patas.

     En contraste con otros sitios, como El Reparito (PV-45) estas bóvedas salieron directamente del tiro, sin bajar a más profundidad.  Las ofrendas encontradas adentro de las bóvedas incluyeron cuchillos y lanzas de obsidiana, cuentitas, figuras de barro rayados y con tatuajes en la cara, otras figuras entabladas, sólidas y delgadas.  Hallaron algunas figuras huecas y con hoyos en los hombros, aunque estas figuras no sirvieron como sonajas.  Además, los saqueadores hallaron cántaros rayados con pintura, y botellones chicos, pintados.

     Unas 16 personas participaron en esta excavación, y fue un subgrupo de ellos que salió a buscar tumbas en otros lugares cercanos, hallando así el panteón en Las Lagunitas (PV-66).  Antes de dejar el sitio de Doña Amparo, los saqueadores hallaron una tumba de tiro y bóveda aislada al suroeste del pozo de Doña Amparo, y siguieron excavando hacia el suroeste por poca distancia hasta que llegó el aviso de unas posibles tumbas en El Rincón (PV-46).  También los hombres ya querían cambiar a excavar en otro lugar porque mucha gente pasaba por el sitio de El Pozo de Doña Amparo y se estaban dando cuenta de lo que los saqueadores estaban haciendo.  El Rincón fue un sitio bastante más aislado, y al verificar la presencia de tumbas allí, los saqueadores abandonaron El Pozo de Doña Amparo para concentrar sus esfuerzos en El Rincón.

     Cuando nosotros inspeccionamos el sitio de El Pozo de Doña Amparo, hallamos tiestos de cerámica en la superficie solamente en el área del panteón de las 25 tumbas saqueadas.  Los tiestos incluyeron algunos 11 asignables a la fase Amparo, y el fragmento de una figurilla delgada y sólida. Sin embargo, sin la información proporcionado por el informante local no hubiera sido posible identificar este área como panteón, y las únicas estructuras que se encuentran en el sitio son el muro de contención y el cimiento de una casa.

     Aprovechando la información que obtuvimos acerca de las partes del sitio que quedaron inexploradas por los saqueadores, fuimos haciendo pocitos de prueba, sistemáticamente por las partes del sitio no exploradas.  Hicimos alrededor de 40 a 50 pocitos en este proceso, hallando sólo ocho tiestos con la excepción de cinco pocitos que ampliamos porque encontramos abundantes tiestos en estos cinco lugares.

     El pozo #l fue una ampliación de uno de varios pocitos de prueba excavados en la ladera y en la cima de una colina (Figura 67-1).  En uno de estos pocitos a la profundidad de apenas 5 cm. encontramos tiestos grandes de una olla.  Al excavar alrededor de la olla seguimos encontrando tiestos grandes de otras vasijas, más fragmentos de algunos huesos humanos (Figura 67-2).  Al principio pensé que el hallazgo era el remanente de una tumba saqueada.  Pero al seguir hacia abajo en el pozo, hallamos casi toda la olla original, así como gran parte de los restos de tres cajetes.  Dos de los cajetes tenían decoración en pintura roja sobre crema (Tipo Amparo) (Figura 67-3), y el otro cajete tenía decoración en pintura roja sobre el color natural bayo de la pasta.  Adentro del cajete rojo sobre bayo encontramos un hueso quemado que incluyó el mastoide de un cráneo humano de un adulto masculino.  Siguiendo debajo de los cajetes, hallamos menos tiestos, pero bastantes huesos humanos, así como varias piedras que parecían haber estado arrojadas al pozo como relleno.  Todas las vasijas y tiestos de tipos diagnósticos eran de la fase Amparo (300 a.C. a 300 d.C.).

     Los huesos fueron estudiados por la Dr. Mary K. Sandford, y según élla representan por lo menos dos adultos (uno masculino) y dos subadultos.  Algunos de los huesos tenían evidencia de cremación. Una tibia de un adulto tenía una lesión causada por inflamación del periosteo semejante a lesiones producidas por infecciones de treponitis.  Y algunos huesos gruesos del cráneo tenían pocitos que parecen indicar una condición asociado con deficiencia de hiero en la dieta.

     En el extremo norte del pozo #1, a la profundidad de 1.15 m, destapamos una laja triangular pareciendo servir de puerta para una tumba (Figura 67-4).  Al seguir excavando en esa dirección encontramos otra laja tipo puerta, y atrás de las dos lajas hallamos una bóveda que bajaba 18 cm debajo del nivel del fondo del tiro, hasta una profundidad total de 1.55 m debajo de la superficie del sitio (Figura 67-5).

     Adentro de la bóveda encontramos los huesos de por lo menos 6 individuos: 3 adultos, 1 subadulto, y 2 infantes, todos cremados (Figura 67-6). Análisis de los huesos por el Dr. Sandford indica que los cuerpos estaban en diferentes etapas de descomposición cuando estaban incinerados, indicando que los cuerpos habían sido guardados por diferentes períodos de tiempo antes de la ceremonia de cremación y enterramiento.  Dos tibias tenían evidencia de inflamación que posiblemente fue causado por treponemia.  Además, algunos huesos del cránieo tenían pocitos anormales que posiblemente fueron causados por una deficiencia de hiero en la dieta.  Una mandíbula tena hueso reabsorbido y un abceso debajo del segundo molar.  Un femor tenía evidencia de osificación post-trauma.

     El pozo #2 fue excavado en el extremo norte del sitio, al lado interior (sur de un muro de contención.  El pozo midió 1 m por lado y llegó a 60 cm. de profundidad hasta encontrar el subsuelo culturalmente estéril.  El único tiesto diagnóstico encontrado pertenecía a la fase Amparo.

     El pozo #3 fue una ampliación de los pocitos que excavamos en la ladera de una colina.  A la profundidad de 1.75 m hallamos la bóveda de una tumba.  Adentro de la bóveda (Figura 67-7) encontramos un conjunto de huesos incinerados y muy mal conservados, y asociado con ellos una vasija en la forma de una tasa, y con decoración de triángulos incisos alrededor del exterior de la boca (Figura 67-8).  La bóveda midió 2.0 m (N-12-W) por 1.0 m (N-80-E), y la entrada estaba orientada N-55-E, bajando 20 cm. del fondo del tiro al fondo de la tumba.  Parece que la puerta fue de algún material perecedera, mantenida en su lugar por piedras, algunas de las cuales que habían caído adentro de la tumba cuando la puerta desintegró.  Una de estas piedras fue la mitad de un metate con patas.

     Seguimos excavando hacia el suroeste, en el área del tiro, encontrando otra tumba, más chica que la primera, a la profundidad de 1.7 m y saliendo del tiro hacia el N-45-E.  Esta tumba midió 54 cm. de largo por 59 cm. de ancho. La bóveda estaba localizada a un nivel 18 cm más bajo que el fondo del tiro.  Aquí también hallamos unas piedras que posiblemente sirvieron para mantener una puerta de material perecedero sobre la entrada.  Adentro de la bóveda hallamos restos, principalmente dientes, de dos cuerpos cremados, uno de un adolescente y el otro de un niño, los dos sin ofrendas.

     Continuamos la excavación hacia el suroeste, encontrando una tercera bóveda a un nivel de 29 cm. más bajo que el fondo del tiro.  El piso de la bóveda midió 57 cm. de ancho por 43.5 cm. de profundo. No hallamos ni huesos ni ofrendas adentro de esta bóveda.

     Al terminar la excavación de la tercera bóveda del pozo #3 fue posible medir el tiro, y resultó tener un diámetro de 1.10 m.  En el perfil poniente del tiro se veían algunos tiestos en una capa de tierra negro que contrastaba con la tierra rojiza-café natural del subsuelo de la colina.  Por eso, seguimos excavando adentro de ese perfil.  A la distancia horizontal de 40 cm. encontramos la pared de una olla o cántaro grande que midió 58 cm. en diámetro (Figura 67-9).  Esta olla estaba enterrada en un pozo de 1.6 m de diámetro que quedaba justamente al poniente de, y directamente entre, las bóvedas #2 y #3 de la tumba de tiro y tres bóvedas que acabamos de excavar.  El fondo del pozo en donde estaba la olla llegó a la profundidad de 1.25 m debajo de la superficie del terreno, y parece obvio que el pozo tenía alguna relación con el tiro de las tres bóvedas, aunque estaba a una profundidad superior.

     Alrededor de y adentro de la olla hallamos muchos tiestos de cerámica, todos los 145 diagnósticos de la fase Amparo.  Los tiestos incluyeron algunos con decoración incisa en el mismo estilo que tenía la taza encontrada en la primera bóveda del pozo #3, así como otros tiestos decorados en rojo sobre crema en el mismo estilo que tenía uno de los cuencos hallados en el tiro del pozo #1.  Es lógico pensar que la olla sirvió de uso funeraría, pero no detectamos huesos adentro de la olla. Posiblemente los huesos no fueron incinerados, un proceso que irónicamente en este ambiente sirve para conservar los huesos.  Sólo hallamos artefactos que parecen ser desperdicios de la vida cotidiana, incluyendo 2 raspadores de obsidiana verde, 1 núcleo de silex, 5 martillos de cuarzo, piedras quebradas como de hogar, y fragmentos de 2 metates, 1 con patas.  Las dos lascas de obsidiana verde fueron analizadas por activación neutrónica en la Universidad de Missouri, y el material procede de un yacimiento todavía no identificada. 

     Al terminar la excavación, logramos armar en el laboratorio casi todo el cuenco que originalmente servió de tapa para la olla funeraría, y lo mandamos a restaurar para su exhibición en el Museo del Cuale en Puerto Vallarta. (Figura 67-10).

     Porque los tiros de las tumbas a menudo quedan de 3.0 m a 3.5 m de distancia unos de otros, hicimos unos pocitos de prueba al oriente y al poniente del pozo #3.  A 6.0 m de distancia al poniente del centro del pozo #3, hallamos un tiesto grande que resultó ser parte de un cuenco que estaba tapando la boca de una olla (Figura 67-11).  El pozo en donde la olla estaba enterrado midió 73 cm. de diámetro y 1.06 m de profundidad de la superficie del terreno.

     Al armar los fragmentos del cuenco en el laboratorio, resultó que tenía una boca 33 cm. de diámetro y una profundidad de 13 cm.  Además, descubrimos un hoyo redondo en el fondo indicando que el cuenco había sido quebrado ("matado") a propósito por los indígenas.  El cuenco tiene decoración en rojo sobre crema (tipo Amparo) (Figura 67-12) semejante a la decoración de algunos tiestos encontrados en los pozos #1 y #3.  Al excavar el contenido del cántaro hallamos 7 tiestos que no pertenecieron al cántaro o el cuenco pero también eran de la fase Amparo.  Además recuperamos  una lasca de martillo, y otra lasca utilizada de obsidiana.  No detectamos huesos humanos adentro del cántaro.  Es una situación semejante al hallazgo de la olla en el pozo #3, en cuanto al hallazgo de material tipo desperdicio domestico, aunque de escala menor.

     A 10.3 m de distancia al oriente del pozo #3, hallamos un tiro (pozo #5) triangular que midió aproximadamente 1.5 m por lado, y estaba rellenado con un depósito que tenía tiestos de cerámica hasta la profundidad de aproximadamente 1.30 m.  Al igual que el pozo #3, pasamos por una capa superior de tierra negruzca de donde salieron unos tiestos de la fase Amparo, hasta encontrar una tierra más rojiza abajo que también tenía tiestos de la fase Amparo.  La colección de tiestos incluía 16 fragmentos del mismo cántaro de decoración rojo/bayo, así como 2 tiestos de tipo Amparo y 4 tiestos de tipos Ixtlán.  No hallamos evidencia ni de una bóveda o de un entierro.  Posiblemente se trata de un entierro tipo "tiro sin bóveda" con un cántaro depositada de ofrenda, y los huesos ya habían desintegrado.  

 

Clasificación de Artefactos

 Superficie en General

            Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica

                        3 Amparo

            Lítica

                        1 estela

 Área #1

            Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica

                        11 Amparo

            Lítica

                        1 metate

                        1 mano de metate

                        2 mazos

                        1 lasca

Pozo #1

            Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica

                        11 Amparo

Pozo #2

            Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica

                        1 Amparo

            Lítica

                        1 lasca

Pozo #3

            Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica

                        359 Amparo

                        2 metates

                        2 metates con patas

                        5 martillos

                        4 lascas

                        2 raspadores

                        1 núcleo para lascas

Pozo #4

            Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica

                        3 Amparo

            Lítica

                        2 lascas

Pozo #5

            Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica

                        6 Amparo

 

Figura 67-1

 

Figura 67-2

 

Figura 67-3.  Cerámica Amparo.

 

Figura 67-4.  Piedra de puerta de tumba de tiro.

 

Figura 67-5

 

Figura 67-6

 

Figura 67-7

 

Figura 67-8.  Cerámica Amparo.

 

Figura 67-9

 

Figura 67-10.  Cerámica Amparo.

 

Figura 67-11.  Cerámica Amparo.

 

Figura 67-12.  Cerámica Amparo.

 

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