PV-46 (El Rincón)
El señor que me enseñó este sitio me dijo que hace unos 25 años (ca. 1969) unas personas de Las Palmas encontraron señas de una tumba (un lugar de tierra sumida) en este lugar, y vino la misma brigada de saqueadores que estaban trabajando en El Pozo de Doña Amparo, incluyendo los que posteriormente trabajarían en El Reparito, para investigar este lugar. Mi informante me dijo que él no participó directamente en el saqueo, pero lo vio en proceso, y que había tumbas en toda la cima de la colina. Estas tumbas tenían una profundidad de aproximadamente 1 m, y la gente sacó alrededor de 25 figuras de las tumbas. Durante la inspección del sitio, no hallé ningún tiesto de cerámica. La única evidencia en la superficie de la utilización prehispánica del lugar consistió en dos lugares sumidos (como pozos de saqueo), una laja triangular de 50 cm. de largo, y una laja 75 cm. de largo que el informante dijo que fue parte de la puerta de una bóveda.
La segunda vez que visité el sitio, conseguí un guía que había participado en el saqueo. Él me dijo que la colina fue desmontado hace unos 30 años, y los campesinos que estaban trabajando en el desmonte se dieron cuenta de un lugar sumido en el extremo sur de la cima de la colina. En lugar de excavarlo, ellos mismos avisaron a las personas que en aquel entonces estaban saqueando el sitio de El Pozo de Doña Amparo. Estos saqueadores excavaron en el lugar sumido y allí hallaron 5 o 6 cántaros y una olla grande, todas estas vasijas tapadas y con huesos adentro. De este punto, siguieron al norte, encontrando que las tumbas estaban colocadas en una línea. Cada tumba fue encontrada a 3 m o menos de distancia de otra, y a veces hallaron tumbas a ambos lados de la primera línea. Hallaron muchas vasijas de cerámica y algunas figuras (“cuando mucho 20”). También encontraron mucho malacates.
La mayoría de las tumbas se encontraron a una profundidad de 3 m, y algunas de ellas fueron del tipo tiro y bóveda. La tumba más grande estaba asociada con un tiro de 4 m de profundidad, y tenía una bóveda aproximadamente 3 m de diámetro. La puerta de esta bóveda estaba formada por dos lajas grandes. Adentro de la bóveda, encontraron 8 “apastes” con tapaderas, y huesos humanos adentro de cada apaste. Lograron sacar sólo dos de los apastes, pero taparon el lugar y pusieron una señal (una piedra clavada en la tierra) para volver a encontrarlo después. Pero antes de que pudiesen volver a reabrir el pozo, los dueños del terreno metieron el arado para sembrar chiles, y borraron las huellas de la excavación y la piedra clavada se perdió.
Otro de las personas de la brigada del Sr. García quien excavó en este sitio me informó que en una de las tumbas hallaron figuras de un venado, unos tejones, unas jabalinas, y una “mona” de 60 cm. de altura.
En la temporada de 1994 decidí volver a este sitio para tratar de averiguar los datos proporcionados por los saqueadores en 1993, y especialmente para tratar de encontrar la tumba de tiro y bóveda en donde supuestamente se quedaron los “apastes”.
El informante indicó que habían encontrado la tumba con los apastes cerca del centro de la cima de la lomita en el extremo norte del sitio. Entonces, empezamos a quitar la tierra negruzca del arado en esta parte del sitio en busca del tiro de la tumba. Este pozo (#1) llegó a una extensión total de 10 m por 10 m. Nunca hallamos el tiro de la tumba, pero sí recuperamos una buena muestra de tiestos diagnósticos, desafortunadamente de varias fases prehispánicas, aunque la gran mayoría eran de la fase Amparo. Además, a la profundidad de 50 cm. y adentro del subsuelo amarillo encontramos la parte inferior de una urna funeraria (Unidad #1) que probablemente perdió su parte superior debido al cultivo del lugar. En la misma tierra amarilla hallamos 35 fragmentos de un cuenco color natural de la pasta (Unidad #2), también probablemente quebrado por el arado.
En la tierra negruzca hallamos un conjunto de tiestos que probablemente resultaron del saqueo de una ofrenda de entierro y que incluyó un cuenco de Ixtlán Policromo (fase Amparo). Y en la misma tierra negruzca en otra parte del Pozo #1 hallamos casi todos los fragmentos de un cuenco con decoración sumamente elaborada tanto en el exterior como en el interior, de diseños en color crema, rojo, y negro, sobre un engobe anaranjado, y con líneas incisas en algunos de los diseños de color rojo o negro (Figuras 46-1 y 2). Por su engobe anaranjado, tiendo a atribuir esta pieza a la fase Reparito, y tiene cierta semejanza al tipo Gavilán Policromo de Amapa, Nayarit (Meighan 1976). Además, esta pieza parece caber muy bien dentro del policromo Chametla Temprano, de Chametla, Sinaloa que tiene policromo en el exterior y policromo con líneas esgrafiadas asociadas con el policromo en el interior.
El pozo #2 se hizo en el extremo sur del sitio en donde fue hallado la primera tumba que atrajo los saqueadores hace 25 a 30 años. Porque los saqueadores siguieron excavando desde la primera tumba hacia el norte, no al sur, pensé que quizá sería posible localizar una tumba no saqueada al sur de la primera tumba. Hicimos varios pocitos de prueba en este lugar. No encontramos una tumba no saqueada, pero sí hallamos los restos de una tumba de tiro y bóveda saqueada, a la profundidad de 1.25 m, quedando sólo un extremo de la bóveda, la que tenía remanentes de los tibias de un individuo, sin ofrendas asociadas. Los únicos tiestos diagnósticos encontrados en este pozo pertenecen a la fase Amparo.
El pozo #3 fue excavado para explorar lo que pareció ser un tiro de tumba encontrado en el extremo noroeste del sitio. Llegamos a la profundidad de 1.50 m siguiendo tierra removida y algunas tiestos (5 en total), pero al fondo del tiro en el lado sureste del pozo en donde debíamos haber encontrado la puerta de una bóveda, topamos con subsuelo duro y fracturado que no hubiera servido bien para excavar una bóveda. Según parece, los indígenas que hicieron la excavación original llegaron a la misma conclusión y abandonaron la obra, tapando el pozo con la tierra que después nosotros sacamos.
El pozo #4 fue excavado en la parte central del sitio, en el vado entre las dos lomitas. En un pocito de prueba en este lugar encontramos una concentración de tiestos que resultaron del saqueo de una o más tumbas, y seguimos las huellas del saqueo hacia el oriente. El tamaño del pozo #4 creció hasta aproximadamente 4.0 m este-oeste, por 1.5 m norte-sur. En el extremo oriente del pozo, a la profundidad de 1.0 m, hallamos huesos humanos de varios entierros, en asociación con fragmentos de por lo menos una urna funeraria, y muchos tiestos de cerámica decorada. La cerámica decorada incluyó tiestos con engobe anaranjado representando hasta cinco vasijas completas: dos cántaros gruesos; dos cuencos; y un tecomate. La cerámica con decoración diagnóstica fue principalmente de la fase Amparo, incluyendo gran parte de dos cántaros grandes, un cuenco grande y otros tres cuencos completos del tipo Amparo Negro/Crema. Sin embargo, por el engobe anaranjado de algunas piezas quebradas es posible que algunas fueron de la fase Reparito.
Asociada con estos remanentes del saqueo, a la profundidad de 50 cm. al sur del pozo de saqueo, hallamos un cántaro pintado color rojo que pudo haber sido una ofrenda para acompañar la olla funeraria, y que no fue encontrado por los saqueadores. Gran parte de otro cántaro de decoración Amparo Rojo/Crema, fue hallado a la misma profundidad.
Figura 46-1. Cerámica Reparito.
Figura 46-2. Cerámica Reparito.
Clasificación de Artefactos
Superficie en General
1 estela
1 puerta de tumba
Pozo #1
Tiestos por Fase Arqueológica
110 Amparo
1 Reparito
2 Llanitos
1 Aztatlán
16 Banderas
Lítica
2 metates
1 punta de proyectil
3 navajas prismáticas
7 lascas
Pozo #2
Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica
2 Amparo
Pozo #4
Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica
154 Amparo
Lítica
1 navaja prismática
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