PV-33 (El Ranchito)

PV-33 (El Ranchito)

Este sitio fue investigado en la temporada de 1992 en relación con el problema de la colocación cronológica de esculturas de piedra. El pueblo moderno de El Ranchito está construido sobre un sitio grande prehispánico. Los restos que registramos se encontraron en la orilla norte del pueblo moderno.

Durante el estudio de la superficie del sitio PV-32 (La Mesa del Temascal), el dueño de ese terreno, Sr. Isidro Luna, me informó que él tenía dos fragmentos de esculturas de piedra que fueron hallados a la base de un árbol tabachín en el patio enfrente de su casa en el pueblo de El Ranchito. Fui con él a su casa, y me enseñó los dos fragmentos. Uno de ellos (Figura 33-1) consistió en el busto, cuello y cabeza de una escultura antropomorfa que era muy parecida a algunas de las 19 esculturas completas encontradas por accidente en San Vicente, Nayarit, al lado norte del valle de Banderas en el verano de 1991 (Alcaraz 1991; Regino 1991), y también semejante a una escultura que yo había encontrado en la superficie del sitio PV-25 (El Llanito del Tanque) en la temporada de 1990. El segundo (Figura 33-2) fragmento fue del antebrazo y la mano de una escultura muy grande, casi tamaño normal de un ser humano, juzgando por el tamaño de la mano.

El Sr. Luna me informó que las dos esculturas fueron encontradas por su mamá, al pie del árbol, entre las raíces. En ese mismo lugar, su mamá también halló un hacha, y el Sr. Luna halló un dije chico de piedra verde. El árbol de tabachín fue plantado por los papas del Sr. Luna cuando construyeron la casa, aproximadamente en 1970. Revisando el lugar de los hallazgos, encontré un área empedrada al pie oriente del árbol, que se extendía hasta la orilla de la calle de tierra que pasa enfrente de la casa Luna.

Con el permiso y el ayuda del Sr. Luna, logramos excavar el área del empedrado (Pozo #1), hallando en el proceso un pozo que midió 1.85 m de norte a sur por 1.05 m de este a oeste, y que llegó a una profundidad de 35 cm. (Figura 33-3). El centro del empedrada estaba levantado aproximadamente 7 cm. sobre el nivel de la superficie de la tierra a su alrededor. El pozo estaba rellenado de piedras, muchas de ellas quemadas y/o fracturadas, más alguna piedras de moler, una navaja prismática de obsidiana, una lasca de obsidiana y 109 tiestos de cerámica.

Encontramos bastante carbón en el fondo del pozo, del cual enviamos una muestra para su fechamiento. El resultado fue una calibración que nos dio 1455 d.C. a 1640 d.C. (1510 d.C.; 1595 d.C.; y 1615 d.C.) (Beta #62397).

Además de los artefactos mencionados, hallamos por lo menos 6 fragmentos más de esculturas de piedra. Fue posible juntar algunos de ellos y lograr a reconstruir una pieza consistiendo del cuello, la cara, y el casco de una figura antropomorfa, y otra pieza con manos, brazos, y vientre que probablemente fue parte de la misma pieza (Figura 33-4). También hallamos un fragmento del cuerpo de otra escultura (Figura 33-5), y posiblemente el extremo inferior (la espiga) de una tercera escultura. Considerando estas piezas junto con las dos halladas por la mamá del Sr. Luna, el pozo tenía posiblemente restos de 5 esculturas diferentes.

Por lo menos dos de estas esculturas son de una piedra volcánica que es poco común en el valle de Banderas; tiene cristales de olivina. Dos de las esculturas tienen restos de un pigmento o una pintura rojo en la superficie. Varios fragmentos muestran cuarteadas o quebraduras que aparentemente fueron producidas por contacto con un fuego de alta temperatura, y en algunos casos se ve como el fuego vitrificó áreas de la superficie de la piedra.

Todos los tiestos de cerámica decorada que se pudieron atribuir a alguna fase prehispánica pertenecieron de la fase Banderas. Así, existe una buena posibilidad de que los fragmentos de esculturas quemadas y dejadas en este pozo representen el acto llevado por los españoles de quebrar y quemar los “ídolos” que poseían los indígenas. Si esta interpretación es correcta, indica que posiblemente el grupo de 19 esculturas encontrado en San Vicente, Nayarit fue de “ídolos” juntados y enterrados por los indígenas para evitar que sufrieron el mismo destino que las esculturas encontradas en este pozo en El Ranchito.

En la temporada de 1993, continué con la inspección de este sitio, así como el registro de todos los lugares en donde la gente había encontrado restos de esculturas de piedra.

En una ocasión, durante la inspección del arroyo que se encuentra enfrente de la CONASUPO en donde la gente reportó haber encontrado ollas y otros restos durante la estación de aguas, descubrí unos tiestos destapados por la erosión de un pozo de poca profundidad en el perfil oeste del arroyo. Excavamos el pozo, encontrando una olla acostada y aplastada por la presión de la tierra, con una vasija de forma semi-cilíndrica y de color anaranjado, colocada justamente adentro de la boca de la olla (Figuras 33-6 y 33-7). Además, parece que la boca de la olla posiblemente fue tapada alguna vez con un cuenco grande de color anaranjado, pero la mayoría de los fragmentos del cuenco fueron perdidas debido a la erosión. Hallamos solo unos pequeños fragmentos de huesos adentro de la olla. Las tres vasijas y los tiestos encontrado adentro del pozo, pero debajo de la olla, indican una asignación cultural al Postclásico Tardío (fase Banderas).

Atrás de la CONASUPO hay una casita, y la familia que vivía allí había encontrado muchas cosas en el patio de la casa (que queda entre la casa y la CONASUPO), incluyendo, según la gente local reportó, un “conejo de piedra azul”. Al suroeste de esta casa, en la esquina de la casa que queda al otro lado de la calle, un señor halló parte de otra escultura de piedra. En la inspección de este lugar, hallamos parte de una escultura de piedra que resultó ser la parte inferior de una figura femenina, aproximadamente la parte que se extiende de la cintura hasta las rodillas (Figura 33-8). En el mismo patio, hallamos y exploramos una estructura cuadrada, y seguimos la exploración por medio de una trinchera al noreste de la estructura. El propósito de esta exploración fue de encontrar más datos sobre la fabricación y/o el uso de las esculturas de piedra.

Excavamos la cuarta parte de la estructura cuadrada (pozo #3), que fue la parte mejor conservada. Según el análisis de la estratificación del depósito y los tiestos asociados, parece que se trata de una casa habitacional del Postclásico Tardío (fase Banderas), descansando sobre un depósito que fecha desde el Preclásico Tardío (fase Amparo) hasta el Clásico Tardío (fase Llanitos). Cabe mencionar que aparentemente hubo una habitación en esta parte del sitio durante el Preclásico Medio (fase Ixtapa Temprano), porque hallamos la cabeza de una figurilla de cerámica de la fase Ixtapa Temprano en la calle al sur de la estructura. En la excavación de la estructura no hallamos fragmentos de esculturas de piedra. Por eso, excavamos una trinchera afuera de la estructura y paralela al cimiento de la CONASUPO, y dos trincheras más extiendo 90 grados de la primera trinchera hacia el poniente. En estas trincheras hallamos un fragmento chico de una escultura grande de piedra, aparentemente parte del anillo en donde la figuras antropomorfas a veces se encuentran paradas en una columna, y otro posible fragmento de una escultura, pero desafortunadamente los encontramos en un depósito culturalmente revuelto.

También, exploramos una lomita que queda al oriente de la plaza de toros, en donde la máquina que raspó la plaza destapó por lo menos una escultura grande de piedra. La gente de la localidad recuerda que se veían manchas negras cuando la máquina emparejó la tierra de la plaza de toros. En lo que queda de la colina adyacente a la plaza de toros, excavamos varias manchas negras que se veían en la superficie. Estos pozos (#4 y #5) tenían restos de basura prehispánica; el pozo #6 tenía mucho carbón y huesos quemados aparente de un cuerpo humano incinerado, y el pozo #7 tenía muchas piedras quebradas y quemadas, con algunos tiestos de cerámica entremezclados con las piedras.