PV-28 (La Pedrera)
El 8 de julio, 1991, algunos habitantes de la colonia Emiliano Zapata en la ciudad de Puerto Vallarta encontraron señas, al ras de la tierra, de una olla muy grande que pareció pertenecer a la época prehispánica y que fue destapada por la lluvia la noche anterior. Hugo Muñoz y otras personas excavaron alrededor de casi todo el perímetro de la olla, destapándola aproximadamente hasta la mitad para abajo. Otro residente de la colonia, un ex-presidente municipal de Puerto Vallarta, Marcelo Alcaraz, informo a la Cronista de la Ciudad, Carlos Mungúia F., sobre el hallazgo y vieron la necesidad de conseguir los servicios de un arqueólogo para investigar el hallazgo.
Al mismo tiempo, noticias sobre el hallazgo, acompañadas por fotos, fueron publicadas por el reportero Manuel Díaz Z. el 15 de julio en el periódico local El Diario de la Bahía, causando mucha conmoción entre los ciudadanos. Así, Carlos Munguía se comunicó con Ana Mendizabal, Directora del Museo del Cuale del I.N.A.H., y con Otto Schöndube B., arqueólogo del I.N.A.H. Centro Regional de Jalisco, y debido a mis investigaciones anteriores en el municipio, decidieron invitarme a Puerto Vallarta para llevar a cabo la investigación de la olla. Mientras tanto, Marcelo Alcaraz, preocupado por los daños que la olla estaba sufriendo a las manos de los niños locales, rellenó la excavación, tapando así la olla.
El sitio en donde se encontró la olla está localizado en un área de urbanización relativamente nueva en la parte norte de Puerto Vallarta. Aunque gran parte de la superficie del sitio ha sido severamente dañada por las construcciones modernas, parece que la habitación prehispánica se extendió por toda la cima (1.3 ha) de una loma que tiene una elevación de 10 m sobre el nivel del mar y que se extiende hacia el noroeste como una península sobre la llanura pantanosa que existía al norte y al oeste de la loma. Anterior a la construcción de la carretera del libramiento, un arroyo llamado La Pedrera corría al pie noreste de la loma.
En la inspección de la superficie del sitio fue posible encontrar artefactos prehispánicos en sólo cuatro áreas. Área #1 Es un espacio abierto, sin casas. Hace unos 18 años (1973) éste fue el lugar de un basurero público. Cuando la gente empezó a poblar la cima de la loma, trajeron un tractor para empujar la basura, colina abajo, hacia el sureste. Entonces, por un tiempo gran parte del Área #1 servió como “bloquera” para fabricar bloques para construcción. Parece que fue debido a este uso del área que se conservaron algunos depósitos arqueológicos en el sitio. No obstante, la construcción de casas en el contorno de la “bloquera” aparentemente destruyó muchos restos arqueológicos.
Alrededor de 1981, Marcelo Alcaraz usó una máquina para rebajar la calle de Costa Rica, que queda enfrente de su casa, y en esta obra destapó una olla. Esta olla fue encontrada a unos 15 m al sur de la segunda olla, la investigada en este proyecto. El Sr. Alcaraz me informó que él también encontró unos 50 puntas chiquitas de proyectil, de obsidiana, cerca de la esquina noroeste de su casa, y nosotros hallamos una punta de la misma descripción en la superficie cerca de la esquina noroeste de su casa. En la parte céntrica del Área #1, encontramos muchas navajas prismáticas de obsidiana, pero recogimos pocos tiestos de cerámica, y estos resultaron ser de las fases Reparito y Aztatlán. Desde luego, la olla fue encontrada en esta parte del sitio, y cerca de la olla, a la entrada de la tienda situada al noreste de la olla se halló una capa de tierra oscura que contenía tiestos de cerámica erosionada que por la pasta fina probablemente pertenezcan a la fase Banderas. Además, un señor de la vecindad me dijo que hace años el vió “coralitos de piedra” en esta parte del sitio. Estos cimientos probablemente indican casas de la fase Banderas.
Margarito Mendoza, el dueño de la tienda en la calle de Costa Rica, relató que él llegó a vivir en el sitio hace 18 años (1973), y que entonces había un “cerrito” (montículo) en la parte del sitio que hoy en día queda atrás de la casa del Sr. Alcaraz. Según Margarito, el cerrito medía de 10 m a 15 m de diámetro y tenía aproximadamente 2 m de altura. El cerrito tenía una casa moderna en la cima, pero al construir la carretera del “Libramiento” tumbaron la casa y destruyeron el cerrito. Encontramos lo que parece ser una pequeña parte de este montículo, en donde termina la calle de Jamaica, pero la parte que queda está casi completamente tapada por construcciones modernas.
El Área #2 está localizada en la esquina de las calles Ávila Camacho y Costa Rica. El Sr. Miguel Martínez que vive en una casa en esta parte del sitio donó al proyecto la mitad inferior de una figurilla sólida y muy grande, dos piernas de figurillas, y unos fragmentos de una ollita de forma calabaza que el encontró en el centro de la calle Ávila Camacho después de que una máquina rebajó el nivel de la calle y las lluvias empezaron a erosionar la tierra. La figurilla grande pertenece a la fase Ixtapa Temprano, y los otros artefactos a la fase Amparo.
En el mismo área, en la esquina noreste del crucero de las calles Ávila Camacho y Costa Rica hay un perfil de 90 cm. de profundidad que contiene artefactos aparentemente en su contexto de depósito original. El Sr. Edilberto Luna donó al proyecto una hacha de piedra que él hallo en este perfil.
Al sureste de este crucero, hay una casa construida por José Manuel Ortíz. Este señor relató haber encontrado tres ollitas chiquitas con dibujos incisos, “asperos y anchos y en forma de ramitas” durante la construcción de los cimientos de su casa.
El Área #3 está en la esquina sureste del crucero de Ávila Camacho con la calle de Bolivia. En esta esquina hay un lote en donde se han excavado trincheras para los cimientos de una casa, y hay un perfil de 1.7 m de profundidad en el lado sureste de la calle de Bolivia. Se ve, en las trincheras y en el perfil de la calle, una capa de tierra negra de 40 cm. a 50 cm. de profundidad que contiene muchos tiestos y artefactos de obsidiana. Debajo de esta tierra negra, hay subsuelo de tierra amarilla y arenisca, sin artefactos.
La mayoría de la cerámica del Área #3 pertenece a la fase Amparo, aunque también encontramos tiestos de las fases Reparito, Llanitos, y Banderas.
En la orilla poniente del Área #4 hay un perfil de la loma que tiene unos 2 m de profundidad en donde se ven algunos artefactos saliendo de la capa negra, superior, que se extiende sobre la superficie de un jardín que queda al sureste de una casa muy grande. En el lado oriente del Área #4 hay un lote baldío junto a una casa grande, y se recogieron dos tiestos de la fase Banderas en la superficie del lote.
La excavación de la olla empezó por trazar un cuadro de 2 m por lado, orientado a los puntos cardinales, y excavar la mitad oriente del cuadro hasta la profundidad de 50 cm., quitando así los 15 cm. de depósito que quedaban sobre la olla en esta mitad del cuadro, así como el depósito que quedaba sobre gran parte de la mitad oriente de la olla. En esta obra se vio que había tierra negra con fragmentos de carbón adentro de la olla, pero la tierra que rodeaba la olla hasta una distancia de 15 cm. a 20 cm. fue de otro color, café negruzco. Esta tierra tenía bastantes tiestos removidos debido a la exploración inicial por la gente local. Algunos de los tiestos pertenecían a la misma olla grande. A la profundidad de 48 cm. encontré una franja de tierra fina y gris, de 10 cm. alrededor de la olla. En el lado oriente de la olla no encontré tiesto en esta tierra. Más allá de esta tierra, hacia fuera, había subsuelo duro, de color amarillo, tapado por unos 10 cm. de tierra oscura que tenía algunos artefactos.
El segundo paso en la excavación de la olla fue de quitar el depósito del lado poniente de la olla hasta la profundidad de 53 cm. En la parte noreste de la olla encontré varios tiestos que posiblemente fueron parte del cuello, o de la parte superior de cuerpo, de la olla, y que habían caído sobre el exterior de la olla, o que fueron parte de una pieza que originalmente tapaba la boca de la olla. Según el Sr. Alcaraz, la gente local no excavó en donde nosotros encontramos estos tiestos, pero en las partes en donde la gente sí excavó, encontramos muchos tiestos gruesos pegados a la pared exterior de la olla. La excavación del conjunto de tiestos en la parte noroeste de la olla parece indicar que la orilla superior (quebrada) de la olla fue tapada con tiestos grandes y de grosores diferentes, empalmados. Y, además, algunos de ellos fueron hallados con el interior del tiesto pegado a la pared exterior de la olla. Apoyando esta idea, no parece lógico que la parte superior de la olla podía haberse deslindada sobre el resto del cuerpo en una forma natural. La tierra entre los tiestos del conjunto en la parte noroeste es del color gris y de una textura como si contenía cenizas.
En la tierra encima de y alrededor de la pared de la olla se encontraron 565 tiestos, fragmentos de 2 figurillas y 7 artefactos de obsidiana. Por lo menos 57 de los tiestos parecen ser fragmentos de la olla grande, y 458 tiestos son de otras vasijas sin decoración diagnóstica, o sea del color natural de la pasta. De los 9 tiestos decorados que se puede clasificar por fase cultural, 1 es de la fase Amparo, y los otros 8 son de la fase Aztatlán. Los dos fragmentos de figurillas también son de la fase Aztatlán, tipo Mazapán, y 3 de los artefactos de obsidiana son navajas prismáticas, probablemente también de la fase Aztatlán.
El tercer paso de la excavación fue de remover el depósito que quedaba adentro de la olla. Esta tierra estaba muy negra, con mucho fragmentos de carbón. Una muestra de este carbón juntada de trocitos encontrados cerca del fondo del depósito fue sometida a análisis de radiocarbono por el laboratorio Beta (#62396) y dio una fecha calibrada de 1205-1280 d.C. con el 95% probabilidad).
A la profundidad de 64 cm. la tierra estaba más negra y más compactada. Hasta este nivel habíamos sacado 25 piedras, la mayoría fracturadas como que habían servido alguna vez en fogones. En este lado del interior de la olla dejé parte del depósito interior, incluyendo algunas de las piedras y un tiesto grande del borde de la olla, para retratar esto en su contexto (Figura 28-1). Los tiestos de cerámica tenían orientaciones diferentes, y mucho tiestos fueron encontrados cn fracturas recientes que probablemente fueron causados por el peso de los camiones de volteo que habían pasado sobre el lugar.
En el lado sur del interior de la olla, a la profundidad de 12 cm. debajo del borde quebrado, se encontró una figurilla tipo Mazapán, sin cabeza. Cerca de esta figurilla se encontraron varios fragmentos acomodados y empalmados de un cajete Aztatlán Rojo/Bayo Inciso. De estos fragmentos fue posible reconstruir en el laboratorio todo el cajete (Figura 28-2).
Adentro de la ollas se encontraron 553 tiestos, de los cuales por lo menos parecen ser fragmentos de la olla grande, más 354 fragmentos de vasijas sin decoración. De los 59 tiestos que se podían clasificar por fase cultural, 57 son de la fase Aztatlán, incluyendo el cajete reconstruido, y los otro dos tiestos son de la fase Amparo. Además, adentro de la olla se encontró el cuerpo de una figurilla estilo Mazapán de la fase Aztatlán, y 11 navajas prismáticas de obsidiana. El análisis de 8 de estas navajas prismáticas por activación neutrónica en el laboratorio nuclear de la universidad de Missouri indicó que la obsidiana de 4 de ellas procede del yacimiento en La Joya, Jalisco, la de otros 3 procede de Ixtlán del Río, Nayarit, y la de la última procede de un yacimiento todavía no identificada.
El cuarto paso de la excavación fue el de sacar la olla. Las paredes de la olla habían sido fracturadas por presiones de la tierra, o por los vehículos que habían transitado por el lugar. La ollas salió en 35 fragmentos, y estos fueron guardados en el Museo del Cuale junto con el resto de los artefactos del sitio.
El quinto paso de la excavación fue el de quitar el depósito grisaceo que quedaba alrededor y debajo de la base de la olla, resultando en la recuperación de tres tiestos no diagnósticos pero por la pasta probablemente antedatan la fase Aztatlán.
Es posible que esta olla haya sido enterrada en el sitio en alguna fase anterior a la fase Aztatlán. No obstante, la costumbre de enterrar difuntos en urnas es un rasgo común durante la fase Aztatlán en Sinaloa. Casi todos los artefactos encontrados adentro de la olla que se puedan atribuir a una fase cultural pertenecen a la fase Aztatlán (Figura 28-3), incluyendo un cajete de losa fina del tipo Aztatlán Rojo/Bayo Inciso con varios motivos incisos (Figura 28-2) que se han hallado en el panteón Aztatlán en Guasave, Sinaloa (Ekholm 1942). Este cajete fue aparentemente roto durante su uso y los fragmentos fueron cuidadosamente acomodados empalmados y dejados entre la otra basura adentro de la olla.
Así, aunque no se puede determinar con confianza total la función y la afiliación cultural de la olla grande, sí parece seguro que terminó sirviendo como receptáculo de basura doméstica por gente que vivía en este sitio durante la fase Aztatlán.
En 1993 volvimos a este sitio para rescatar los remanentes de algunas vasijas de la fase Amparo que habían sido destapadas por las lluvias en la calle de Costa Rica. Y cuando empezaron las lluvias de la estación de lluvias en 1994, regresé al sitio el 9 de junio para ver si una lluvias muy fuertes habían destapado otros restos. En esta ocasión visité el lugar con el Sr. Miguel Martínez A., una persona que tiene su casa en una de las casas que queda en la orilla del sitio y quien nos había ayudado en temporadas previas. Revisamos cuidadosamente la orilla norte de la calle de Costa Rica en donde se halló la urna llena de material Aztatlán, así como el lugar en donde los restos de las vasijas fueron hallados el año previo, pero no detectamos nada de interés especial.
Sin embargo, más tarde el mismo día el Sr. Martínez estaba inspeccionando el terreno en el lado sur de la calle cuando halló un fragmento de cerámica, y se puso a excavar alrededor del fragmento. En esta forma él destapó una figura hueca del tipo “tumba de tiro”, estilo Nayarit, así como una piedra blanca en la forma de una bola que estaba marcando el lugar de la figura. Afortunadamente, yo volví a visitar el sitio más tarde ese mismo día, y Sr. Martínez me entregó la piedra y los fragmentos de la figura. Logramos armar los fragmentos en el laboratorio, recuperando así casi la figura completa (Figuras 28-4 y 28-5), la cual guardamos en el Museo del Cuale.
Este hallazgo de una figura de un tipo comúnmente asociado con enterramientos en tumbas de tiro y bóveda en Nayarit, nos motivó a dejar las investigaciones que estábamos llevando a cabo en busca de tumbas de tiro y bóveda en PV-46 (El Rincón) y en PV-105 (Hacienda Tebelchía II), y cambiar los dos equipos a La Pedrera (PV-28) en donde realizamos la última excavación de la temporada de 1994.
En PV-28, abrimos dos pozos de excavación: #2 al lado norte de la calle de Costa Rica, exactamente al otro lado de la calle de Costa Rica y enfrente del lugar en donde fue hallado la figura hueca; y #3 en el lado sur de la calle de Costa Rica en el lugar en donde se halló la figura hueca.
La excavación del pozo #3 limpió un área de 4.0 m norte-sur por 3.0 m este-oeste, hasta la profundidad de 6.0 cm. para investigar el lugar original de la figura y buscar otros restos. Encontramos tepetate pedregoso en todas partes de esta excavación menos en los alrededores de la figura. Inmediatamente al noreste del lugar de la figura hallamos la parte inferior de un cuenco pintado de color rojizo en el exterior y color crema en el interior. Este cuenco había sido “madado” por medio de una perforación en el fondo (Figura 28-6). Inmediatamente al norte del cuenco y la figura encontramos indicaciones de un pozo sencillo excavado en el tepetate, y de un tamaño apropiado para enterrar el cuerpo de un difunto (Figura 28-7). La ausencia de huesos puede ser atribuido al acidez del suelo. Así, las dos ofrendas fueron colocadas en el pozo exactamente al sur del supuesto cuerpo.
Al empezar, el pozo #2 fue trazado en dos cuadros de 2 m cada uno, este-oeste, a lo largo de la orilla norte de la calle de Costa Rica. Antes de terminar la excavación, logramos excavar un tercer cuadro de 2 m cuadrados para extender la excavación 2 m más hacia el norte. Aunque quisimos extender el pozo aun 2 metros más hacia el norte en donde había evidencia de una urna funeraria, pero esto no fue posible debido a la falta de tiempo en esta temporada.
No pude volver a visitar el sitio de La Pedrera hasta en el verano de 1996, y descubrí que a pesar de toda la sensación que nuestras excavaciones había causado en los medios locales de los periódicos y la televisión, y las piezas de aproximadamente 2000 años de edad que habíamos depositado en el Museo del Cuale, el mismo municipio, durante mi ausencia, había destruido el depósito arqueológico en este lote baldío para hacer un campo de fútbol. Desilusionado, decidí dedicar mi energía a explorar sitios en otros municipios en la sierra al oriente del municipio de Puerto Vallarta.
En los primeros 4.0 m, de sur a norte, en el pozo #2, excavamos en niveles de 25 cm. cada uno, llegando hasta la profundidad de 59 a 75 cm. en tierra color café oscuro, separando el material cultural de la tierra en una criba. Esta excavación rindió una gran cantidad de tiestos de cerámica, gran parte de la cual consistió en tiestos erosionados con pasta burda, o no erosionados de color natural de la pasta. En los 50 cm. superiores hallamos tiestos de todas las fases arqueológicas conocidas en el municipio de Puerto Vallarta (Ixtlán Temprano hasta Banderas). Sin embargo, a la profundidad de aproximadamente 50 cm. el color de la tierra cambió a color café claro, y de la profundidad de 50 cm. hacia abajo solo hallamos 1 tiesto de la fase Aztatlán y 2 de la fase Banderas; todos los otros tiestos pertenecen a las fases Ixtapa Temprano y Amparo.
En el cuadro #1 excavamos el último nivel del cuadro de 90 cm. a 100 cm. de profundidad; toda la cerámica diagnóstica fue de la fase Ixtapa Temprano, y una muestra de carbón nos dio una fecha calibrada de 825 a.C. a 400 a.C. con el 95 % probabilidad (Beta #83247).
Se analizó 24 lascas de obsidiana procedentes de la tierra café debajo de la profundidad de 50 cm. en los Pozos #2 y #3 en el laboratorio de activación neutrónica en la universidad de Missouri. El resultado fue que la mitad de las lascas provienen de yacimientos todavía no identificados, y de los 12 restantes: 5 son de obsidiana de Ixtlán del Río, Nayarit; 3 de obsidiana de Teuchitlán, Jalisco; 3 de obsidiana de Huitzilapa, Jalisco; y 1 de obsidiana de La Lobera, Jalisco.
En el cuadro #2 del pozo #2, a la profundidad de 73 cm., descubrimos un tiro que llegó a la profundidad de 1.43 m debajo de la superficie. Este tiro estaba rellenado con tiestos de los cuales todos los diagnósticos eran de la fase Ixtapa Temprano. A la profundidad de 127 cm. en el tiro hallamos un cántaro pintado color rojo (Figuras 28-8 y 28-9), de la fase Amparo, que quedaba en la boca de una pequeña bóveda de un tamaño adecuado para enterrar los restos de un infante. A la profundidad e 50 cm. en este cuadro habíamos encontrado una piedra blanca, grande, que parece haber marcado el lugar de la boca del tiro.
A la profundidad de 100 cm. a 143 cm. adentro del tiro juntamos una muestra de carbón que nos dio una fecha calibrada a 740 a.C. a 710 a.C. o a 535 a.C. a 400 a.C. con 95% probabilidad (Beta 83246). Creo que este carbón procedió de relleno de material de la ocupación fase Ixtapa Temprano del sitio, no de la habitación de la gente fase Amparo que excavó el tiro.
Seis lascas de obsidiana procedentes del relleno del tiro fueron analizadas por activación neutrónica en el laboratorio de la universidad de Missouri. Resultó que 2 de las lascas son de obsidiana de Ixtlán del Río, 2 de obsidiana de Teuchitlán, y 2 de obsidiana de un yacimiento todavía no localizado.
En el mismo cuadro, al noreste del tiro y bóveda, hallamos dos cántaros del tipo Tuxcacuesco Inciso (Figuras 28-10, 28-11, y 28-12)(de la fase Amparo) que probablemente eran ofrendas para un enterramiento depositado en una fosa sencilla (Unidad #1) excavada en un depósito de la fase Ixtapa Temprano, y los huesos del difunto han desaparecido debido al acidez del suelo. En lugar del enterramiento fue marcado por una piedra blanca que estaba descansando a una profundidad de 50 cm. (Figura 28-10). Cuando abrimos el siguiente cuadro al norte, hallamos fragmentos de un cántaro del tipo La Pintada Rojo/Crema (en el valle de Tomatlán) (Figura 28-13) que probablemente fue parte de esta unidad de ofrendas y que fue quebrado por excavaciones prehispánicas posteriores.
Al oeste de la Unidad #1 en el cuadro #2, hallamos un cántaro de pasta burda y la superficie erosionada. La boca de esta pieza estaba volteada hacia abajo. Esta vasija probablemente indica otro enterramiento, del cual los huesos se han desaparecido, y cuando abrimos el siguiente cuadro al norte (#3), descubrimos otro cántaro, tipo Tuxcacuesco Inciso, que probablemente fue depositado en el mismo enterramiento.
En el cuadro #3 del pozo #2, a la profundidad de 24 cm. debajo de la superficie hallamos la parte superior de una urna, aparentemente funeraria (Unidad #4) (Figura 28-14). Destapando la urna hasta la profundidad de 53 cm., hallamos evidencia de otro enterramiento (Unidad #5) en el extremo noreste del cuadro. Esta ofrenda consistió en un cuenco cuyo borde estaba pintada con una banda ancha de color crema y estaba volteada boca abajo. Unas piedras blancas en el extremo norte-central del cuadro marcaron otra unidad (#8) de ofrendas que incluyeron un cuenco del tipo Tuxcacuesco Inciso (Figura 28-15) que fue quebrada por alguna excavación prehispánica intrusa.
Al lado oriente de la urna (Figura 28-16) descubrimos otra unidad (#6) de ofrendas que consistió de cuatro cántaros rojos de la fase Amparo y una figurilla sólida del tipo “tumba de tiro” en Nayarit (Figura 28-17) que tenia su cabeza descansando sobre un plato del tipo Tuxcacuesco Inciso de un tipo conocido principalmente hacia el sur en Jalisco. Y este enterramiento estaba marcado con una piedra blanca. Según parece, el cántaro rojo (en la forma de una calabaza) que se halló al norte del plato fue roto cuando los indígenas enterraron a la figura y el plato, y un fragmento del cántaro quebrado fue encontrado adentro de la urna.
Excavando en contenido de la urna funeraria recuperamos casi todos los fragmentos de un cuenco grande pintado de color crema sobre rojo en el exterior (fase Amparo) que probablemente tapaba la boca de la urna (Figura 28-18). También adentro de la urna hallamos un cántaro chico, color natural de la pasta (Figura 28-19), que probablemente sirvió de ofrenda para un enterramiento cuyo huesos han desaparecido. En el exterior de la urna, orilla sureste, descubrimos casi todo un cuenco con decoración tipo La Pintada Rojo/Crema (valle de Tomatlán) en el exterior (Figura 28-20). Parece que este cuenco fue una vasija de ofrenda que fue quebrada cuando los indígenas hicieron la excavación para enterrar la urna.
Cabe mencionar que al noreste de la unidad #6, hallamos (unidad #8) un silbato en la forma de un perro con decoración de pintura blanca y roja (Figura 28-21)
En resumidas cuentas, esta parte del sitio PV-28 parece haber sido habitada por primera vez en el Preclásico Medio (fase Ixtapa Temprano), tal vez entre 800 a.C. y 700 a.C. según las fechas de radiocarbono. Posteriormente, un nuevo grupo de indígenas (fase Amparo) utilizó el área para enterrar a sus difuntos, una actividad que continuó en la cima de esta “península” durante bastante tiempo porque a veces ellos enterraron los difuntos con sus ofrendas en el mismo lugar de enterramientos previos, rompiendo en el proceso las ofrendas de cerámica de los entierros previos. Por la semejanza entre la cerámica de las ofrendas y la cerámica encontrada en el sitio de La Pintada en el valle de Tomatlán (Mountjoy 1982; 1991), se supone que los enterramientos y sus ofrendas (fase Amparo) deben de fechar hace aproximadamente 2,000 años. Alrededor de 1,000 años después, el lugar fue re-habitado por gente durante la fase Aztatlán, seguida por gente durante la fase Banderas.
Hay que mencionar algunos otros hallazgos en este sitio durante la temporada de 1994 que son de interés especial. En la superficie del sitio, al norte del pozo #2, hallamos una cuenta de la misma piedra serpentina que los indígenas tallaron en el Postclásico, probablemente la fase Banderas, en varios sitios del municipio. No muy lejos de la cuenta, hallamos un malacate de cerámica decorada con incisiones en un diseño muy parecido a la decoración de vasijas de cerámica tipo Tuxcacuesco Inciso. Si esta asignación cultural/temporal del malacate es correcta, este malacate podría ser el más antiguo encontrado en la costa.
También, recuperamos varias puntas de proyectil de obsidiana, algunas de las cuales que llaman la atención por ser muy largas y delgadas (Figura 28-22). Por el contexto ambiental de este sitio, en una “península” de tierra casi rodeada por tierras costeras muy bajas y que originalmente tenían lagunas de agua dulce, sugiero que estas puntas pudieron haber servido para pescar con atlatl. Porque varias de estas puntas fueron encontradas adentro del depósito de la fase Ixtapa Temprano, y nunca entre las ofrendas de la fase Amparo, me parece que representan parte de la adaptación ambiental de la gente en la fase Ixtapa Temprano.
Figura 28-1
Figura 28-2. Cerámica Aztatlán.
Figura 28-3. Tiestos #1-#14 y #23, Aztatlán; #15-22, navajas prismáticas de obsidiana.
Figura 28-4. Figura Amparo.
Figura 28-5. Figura Amparo.
Figura 28-6. Cerámica Amparo.
Figura 28-7
Figura 28-8
Figura 28-9. Cerámica Amparo.
Figura 28-10
Figura 28-11. Cerámica Amparo.
Figura 28-12. Cerámica Amparo.
Figura 28-13. Cerámica Amparo.
Figura 28-14
Figura 28-15. Cerámica Amparo.
Figura 28-16
Figura 28-17. Figurilla Amparo.
Figura 28-18. Cerámica Amparo.
Figura 28-19. Cerámica Amparo.
Figura 28-20. Cerámica Amparo.
Figura 28-21. Silbato Amparo.
Figura 28-22. Puntas de proyectil de obsidiana.
Área #1
Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica
2 Reparito
4 Aztatlán
Lítica
1 punta de proyectil
1 lasca
Área #2
Lítica
1 hacha
Área #3
Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica
6 Amparo
3 Reparito
2 Llanitos
2 Banderas
Lítica
4 lascas
Área #4
Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica
4 Banderas
Pozo #1 (sobre y alrededor de la olla)
Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica
1 Amparo
10 Aztatlán
Lítica
3 navajas prehispánicas
4 lascas
Pozo #1 (adentro de la olla)
Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica
2 Amparo
57 Aztatlán
Lítica
11 navajas prismáticas
Pozo#2, cuadros #1, #2, y #3, 0-50 a 75 cm. (tierra café oscuro)
Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica
22 Ixtapa Temprano
13 Amparo
4 Llanitos
18 Aztatlán
17 Banderas
Lítica
7 puntas de proyectil
13 navajas prismáticas
41 lascas
8 raspadores
Pozo #2, cuadros #1, #2, y #3, 50 cm. a 100 cm. (tierra café claro)
Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica
11 Ixtapa Temprano
1 Ampáro
Lítica
1 punta de proyectil
13 lascas
Pozo #2, unidad #1, ofrendas
Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica
3 Amparo
Pozo #2, unidad #2, ofrendas
Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica
1 Amparo
Pozo #2, unidad #3, tiro 75 cm. a 143 cm., y ofrenda
Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica
25 Ixtapa Temprano
2 Amparo
Lítica
5 lascas
Pozo #2, unidad #4 (adentro de la urna)
Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica
13 Ixtapa Temprano
2 Amparo
Lítica
1 lasca
Pozo #2, unidad #4 (debajo de la urna)
Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica
1 Ixtapa Temprano
Lítica
1 punta de proyectil
1 lasca
Pozo #2, unidad #5 (pedestal junto a la urna)
Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica
1 Amparo
Pozo #2, unidad #6, ofrendas
Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica
5 Amparo
Pozo #2, unidad #7, depósito y ofrenda
Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica
5 Ixtapa Temprano
2 Amparo
Lítica
1 punta de proyectil
2 lascas
1 raspador
1 núcleo para lascas
Pozo #2, unidad #8, ofrendas
Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica
1 Amparo
Pozo #3, 0-6 cm.
Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica
2 Ixtapa Temprano
Pozo #3, ofrendas
Tiestos y Figurillas por Fase Arqueológica
2 Amparo