PV-110 (Pinpinela)

 

     Respondiendo a una solicitud por teléfono del Director del C.R.J., Arq. Alejandro Canales, visité el lugar del hallazgo el 8 de junio de 1998. Se trata de una olla grande que fue encontrada accidentalmente en el lote del Sr. Cirilio García Marín cuando él mismo Sr. estaba excavando una fosa séptica.  Al encontrar la olla, la señora del Sr. García se fue a la Presidencia en Puerto Vallarta para reportar el hallazgo, pero según élla nadie le hizo caso.  Sin embargo, un periodista, un Sr. Lorenzo del periódico El Meridiano, visitó el lugar y opinó que el Sr. García debía sacar la olla. Así empezó la excavación.

     Durante la excavación destaparon una olla aproximadamente 1.20 m de diámetro y 50 cm de altura, con el fondo descansando a 1.5 m de la superficie actual del terreno.  Las paredes de la olla tenían un grosor de 2 cm. Adentro de la olla hallaron varias cosas que yo llegué a inspeccionar, incluyendo dos o tres manos de metate y 27 cantos rodados de río.  Al quebrar algunos de estos cantos, el Sr. García observó en el interior colores resaltados, como de rojo y morado.  Estos colores son los colores naturales de las piedras de riolita que se encuentran debajo de la capa oxidada del exterior de tales piedras.  Los colores no indican piedras exóticas como fue reportado en el periódico. Son piedras comunes y corrientes de la zona, que probablemente fueron utilizadas en los cimientos de construcciones domésticas y llegaron a caer adentro de la olla cuando la tapa se desplomó.

     Los excavadores no reportaron haber encontrado restos de huesos humanos adentro de la olla, pero el suelo ácido de la zona a menudo desbarata totalmente los huesos de los entierros.  Lo que encontraron adentro fueron fragmentos de una tapa de barro grueso, aproximadamente del mismo grosor que la olla.  Parece que se trataba de un cajete muy grande de barro poco cocido.  Observé que al aplicar un poco de presión y agua a unos fragmentos de este cajete se desbarataron.

     En mi inspección de los alrededores del hallazgo hallé unos pocos tiestos erosionados y no diagnósticos, y absolutamente nada de obsidiana.  En un lote adyacente al norte vi unos cantos rodados de río que probablemente alguna vez hayan formado parte de una construcción doméstica, El lugar del hallazgo está situado en la cima de una loma o meseta en la orilla sur de un arroyo grande que tiene una orientación de oriente a poniente.  Desafortunadamente, el grado de erosión en este área es severo, y ésta condición limita las posibilidades de entender el contexto original de la urna, o de establecer su fecha dentro del cuadro de desarrollo local de cultural prehispánica.  Asigné la urna al Postclásico (fase Aztatlán o Banderas) principalmente por haber excavado yo una urna semejante en el sitio de La Pedrera (PV-28), la que encontré llena de basura doméstica de la fase Aztatlán (1000 d.C. a 1300 d.C.).

 

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